Quién diría que hace poco se cumplieron dos años de mi llegada a esta ciudad. El tiempo pasa muy rápido, sobre todo pensando que, cuando llegué aquí, no sabía si podría quedarme más de unos meses.Ahora han pasado dos años, he vivido en tres casas, he conocido a muchísima gente (incluyendo a mi novia) y he viajado más que en toda mi vida.
Los inicios no son nada fáciles. París es una ciudad preciosa, pero muchos extranjeros tenemos la impresión de que no da la bienvenida a quienes venimos a buscarnos la vida aquí, no es nada welcoming. Recuerdo que alquilar un piso en España (o al menos en una ciudad como Valencia) es relativamente fácil: lo importante es que tú, como persona, gustes ya sea al casero o al que tiene el alquiler y busca compañeros de piso. Aquí, sin embargo, tu cara bonita no hace nada por sí sola.
Llegué con la gran suerte de que un amigo mío podía dejarme su apartamento de nueve metros cuadrados (sí, nueve; ya hablaremos de eso más tarde) durante el tiempo que yo tardara en buscarme algo para mí. Muchos no se benefician de estas circunstancias y vagabundean de sofá en sofá, okupando el salón de sus amigos.
París tiene una extensión muy delimitada: la circunvalación conocida como "le Périphérique" rodea completamente la ciudad, y después de ella empiezan directamente las banlieues, los municipios pegados a la capital que siguen siendo independientes. No puede crecer más, y gran parte de sus edificios tienen al menos cien años de antigüedad, por lo que los propietarios han ido dividiéndolos con el paso de las décadas. Esos pisos tan españoles de cien y ciento cuarenta metros aquí solo están al alcance de los ricos o de aquellos que los poseen por herencia. Lo normal, si vives en París, es tener pisos de entre dieciocho y sesenta metros, según cuántas personas vivan contigo. Pero, al igual que existen apartamentos de cien metros cuadrados, existen de nueve (el mínimo habitable por ley). Dependiendo del arrondissement y del estado en que esté, una superficie de entre quince y dieciocho metros cuadrados puede ir de unos 400 a unos 800 euros de alquiler al mes.
Empecé mi búsqueda con algunos criterios: quería un apartamento con cuarto de baño incluido (¡los más pequeños no suelen tenerlo!), no quería plantas bajas, si no había ascensor que no fuera más de un cuarto piso, y que el estado general fuera bueno. Estaba dispuesto a sacrificarme pagando un alquiler más elevado a cambio de esas condiciones, y también quería que estuviera en París o, como mucho, en banlieus bien comunicadas y tranquilas, como Levallois-Perret, Boulogne-Billancourt o Neuilly. Por supuesto, todas esas condiciones iban a complicarme enormemente la vida.
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